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Sofia Santos

GOING AGAINST THE INSTAGRAM FEED

El momento que se empezó a creer que un like define el valor de una persona fue cuando todos perdimos la cordura.


Las redes sociales son un arma de dos filos, nos ayudan a compartir nuestras inspiraciones o nuestra vida, creando una utopía de momentos felices que nos definen como persona; pero al mismo tiempo nos puede llegar a lastimar si no entendemos cómo distorsionan la realidad, creando un espejismo entre lo que se quiere ser y lo que realmente sé es, siendo una cortina entre todos nosotros donde ahí nada cuenta y nada es real.


La distorsión causa una separación entre la persona - yo- y un alter ego - la imagen virtual-, la segunda crece por medio de la aceptación para apoderarse de la misma persona o desaparece por el rechazo, ambos causados por un simple like o la falta de este. Un like, un simple toque a la pantalla, define tanto para algunas personas pero significa nada en la escala de la realidad. Un proceso creativo exhaustivo, una experimentación, una idea o un producto final realmente no pueden medir su excelencia o su valor por esto.


Cambiar nuestro cerebro y creatividad para que encaje en lo aceptado por todo el mundo es algo imposible y no todo lo que se llegue a crear va a ser perfecto, tal vez el engagement en redes sociales aporte para ver cómo la gente reaccionaría hacia una pieza de ropa pero no debe de ser la medida estándar para encontrar el valor o que tan bueno un diseñador es, porque al final de todo la creatividad es subjetiva, no todos son fieles seguidores de redes sociales, donde su persona real basa sus decisiones en su persona virtual.


Lo que se muestra por fotografías es un segundo de un proceso, una pequeña parte de un total, manipulado para crear lo que nosotros creemos es lo mejor pero creando una imagen difícil de lograr en vida real, causando un rompimiento entre lo que se puede crear y lo que es imposible de hacer. Un arma de dos filos donde se puede tener el elogio buscado pero en imágenes falsas o no conseguir el elogio pero mostrando la realidad más orgánica.


El que un diseñador decida su proceso creativo o sus productos finales por likes, representaría una retrocesión enorme porque lo llevaría alejarse de lo que realmente le mueve convirtiéndolo en otro más, creando contenido que sabe gustaría a la gente porque sigue una aesthetic perfecta o es lo que todos los demás están haciendo, posiblemente obtenga millones de likes, como nunca antes, pero será un recuerdo tan efímero como el acto de dar un double tap; nadie se acuerda de las imágenes bonitas y cómodas, sino de aquellas que te hacen voltear la cabeza, que te voltean los ojos, te quitan el aire y más que todo que te hacen pensar más allá de tu propia realidad.

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