La idea de que los humanos somos simplemente hombres o mujeres está profundamente arraigada a la cultura occidental. Desde pequeños asociamos los colores rosa o azul para su respectivo género. Salirnos de aquella caja ideológica en algunos casos podía significar la exclusión de tus lazos familiares y sociales. Pero como recientemente han demostrado investigaciones y experiencias de un sinfín de personas genderless, el sexo y el género no son perfectamente binarios. Si ese es el caso, ¿por qué debería serlo nuestra ropa?
El tema de la ropa genderfluid no es un concepto nuevo; ha existido en Japón desde el siglo 20, en los atuendos de guerra escoces del siglo 17 y la moda transformativa de los 60s y 70s, donde a algunos hombres se les podía ver utilizando tacones, lápiz labial y prendas que se les podría categorizar como “femeninas”.Teniendo como claro ejemplo al ícono de la música David Bowie, quién a pesar de considerarse alguien al que no le interesaba la moda, se convirtió en un adelantado en la confusión de géneros y el precursor de la androginia. Para él sus cambios de estilo se debían a que quería que su música “se viese como sonaba” y gracias a su forma de pensar tenemos los bodies de Ziggy Stardust, diseñados por Freddie Buretti y el ostentoso traje negro a rayas confeccionado por Kansai Yamamoto.
Todos estos conceptos en la vestimenta no deberían verse como innovadores sino como algo normal. La mujer no es frágil y delicada y el hombre no es de acero, son los estigmas y construcciones sociales quienes nos han hecho pensar así a lo largo del tiempo; las telas y demás materias primas para elaborar prendas, tanto para hombre como para mujer, provienen del mismo lugar, así que no debería existir aquella distinción tan arraigada que la sociedad nos dicta desde el momento de elegir nuestra primera prenda.
La aceptación social de la fluidez de género debe ser un punto focal necesario para hacer un espacio seguro para la ropa unisex. Actualmente el 78% de la Generación Z acuerda que el género ya no define a una persona, por lo que sus tendencias de compra e influencias han cambiado significativamente a comparación con los Millennials o la Gen X. Una de las grandes diferencias que existen y hacen destacar tanto la mentalidad de la Gen Z a comparación de otras es su conexión con el exterior y su comprensión de estas, su mundo se basa en mayor parte a lo online, se eliminan muros, las personas son simplemente personas y la aceptación por los demás siempre es bienvenida.
Muchas empresas de lujo en la industria tales como Gucci, Saint Laurent y Haider Ackerman han creado colecciones y pasarelas pensando fuera de la caja de lo binario. Fuera de las marcas de alta moda se encuentran las marcas de retail como H&M y Zara que han elaborado colecciones genderless, siendo Denim United y Ungendered, respectivamente. Logrando así llevar estas tendencias a públicos más accesibles y no dejar excluidos a aquellas personas que no pueden permitirse prendas de diseñadores de lujo pero quieren expresarse como individuos. Es importante mencionar que la ropa unisex o genderless a pesar de ser presentaba con atuendos oversized, boxy y sin una forma en concreto no se limita a solo eso; no existe nada nuevo en hacer una mujer más masculina o a un hombre más femenino.
El verdadero propósito es crear ropa en la que todas las personas interesadas en explorar la vestimenta no binaria y que miembros de la comunidad genderfluid tengan un lugar y un objeto con lo que puedan identificarse sin ser etiquetados.
Nuestro género no sólo dicta al mundo cómo nos sentimos, sino que altera también nuestros sentimientos sobre nosotros mismos. Este efecto de la ropa prevalece aún más con el uso de prendas unisex. los seres humanos somos demasiado únicos y complicados como para estar atados a rasgos de género básicos y antiguos.
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