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Marifer Pacheco

No se Dice Dior, se Dice Diog

Escrito por Marifer Pacheco

Ilustrado por Sol Almaguer


Relacionar la industria de la moda con el glamour, lujo, o fama es un pensamiento común entre el público, al igual que relacionarlo directamente con la frivolidad y elitismo. ¿Por qué se dan esas correlaciones en la cultura popular? Yo como muchos otros compañeros al estar inmersos en el estudio de esta, nos hemos topado con estos puntos de vista por todos lados; y es que es cierto, que constantemente se nos bombardea con una sola cara de la industria, la cual resulta muy deseable y agradable. Sin embargo, dentro de nosotros sabemos que es un sueño, que podría llegar a ser hasta inalcanzable por diversos factores.


En el mundo esta industria es responsable de muchos problemas sociales, de salud y ambientales que hoy en día se enfrentan. Dejamos el curso no sólo de nuestra elección de ropa, sino de nuestra vida entera en manos de este pequeño círculo de personas que han tomado dudosas decisiones, con impactos negativos para todos; ahora el monstruo de la moda abarca cada aspecto cotidiano. Ese viejo sistema claramente no funciona, pero ¿cómo cambiarlo si el pequeño círculo exclusivo de titanes de moda es cerrado y reacio a los nuevos talentos emergentes? Es verdad que lentamente se han adaptado; sin embargo, sigue sin existir un espacio de cambio, que sea accesible a una mayoría que año con año crece.



Ahora, tomando la visión cultural de la moda en México, es evidente que el estudio de la carrera de modas es elitista, esto por el mero hecho de encontrarse únicamente dentro de colegios privados en ciertos estados del país; su acceso se ve sumamente limitado en la sociedad actual. Es alcanzable sólo para algunos individuos con la suficiente solvencia económica, quienes incluso pueden aspirar y entrar a esta disciplina. No obstante, la oportunidad se ve truncada debido a lo altamente costosa que resulta esta carrera, cerrándole las puertas a un gran número de talento creativo, antes de ni siquiera probar suerte.


Con una aproximación más concreta y cercana al día a día dentro de la carrera de modas, la mayoría de los materiales especializados para estudiar esta gran disciplina, son de precios sumamente elevados. Esto resulta ser otro obstáculo por el cual muchas personas se ven obligadas a abandonar este estudio, sin contar el constante enriquecimiento visual o proceso creativo que se obtiene mediante gastos extras como libros, suscripciones, museos e incluso viajes, lo cual no se obtiene de la misma forma para todos y no sólo por situaciones monetarias.


Se podría decir que el privilegio constantemente se vende como trabajo duro en esta industria. No muchos se dan el lujo de poder emprender su primera tienda en Ibiza o costearse un viaje alrededor del mundo, para llenarse de inspiración y aprendizaje. Sin embargo, la moda no es vacía ni frívola, mucho menos un sueño rosa. Si tiene que ser elitista, que lo sea, pero solamente por aquellos que poseen el conocimiento experto de moda y la capacidad de marcar tendencias, pero no elitista en referencia a su accesibilidad al estudio u oportunidades en el campo. Nosotros como estudiantes y nuevas generaciones somos cada vez más conscientes de estas posiciones privilegiadas y rompemos con los antiguos status quo que rigen en esta industria. Si las grandes cadenas no nos dan los espacios y visibilidad a los talentos emergentes o simplemente nos cierran sus puertas, nosotros, los cientos de estudiantes que se gradúan, debemos crear esos espacios. Reconstruyamos la visión de la moda en el mundo y su sistema, volviéndonos sustentables y accesibles para todos.


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